Por las Comarcas de Sobrarbe y Alto Gállego.
Escudo de Sobrarbe. |
Escudo de Panticosa. |
Tocaba comer en el hotel y descansar, después del postre te entran unas ganas de dormir la siesta y a ello íbamos, pero el ascensor va tan lento hasta la segunda planta que nos da tiempo a hacer la digestión dentro y la pregunta de todos estos días ¿damos una vuelta?, pero pequeña ¡eh!, solo hasta Panticosa, bueno si es pequeña vale. A cambiarse de ropa esto es un sin vivir, no entiendo nada, preferir salir para dar una vuelta en moto a una reparadora siesta es muy poco Español, quizás sea por estar tan cerca de Francia, quizás.
A Garcia Ximenez Rey de Sobrarbe
«Entre todos los Reyes, el primero
que se mira es el héroe batiente,
cuia diestra vibró fulgido azero
contra esquadrones de Agarena gente;
éste, pues, primer raio celtivero,
en el horror nocturno, vio luciente
cruz sobre un árbol, cuias verdes hojas,
iluminadas, parecieron Roxas».
Camino de Panticosa, Senegüé
Llegando a Biescas una oración.
Curioso al bajar lo veremos
El embalse de Búbal
El aura de la montaña.
Es una alegoría a los pueblos que componían el valle en sus orígenes. Las piedras representan los pueblos y las barras de hierro los lazos entre sus gentes.
Subiendo a Panticosa
Ibón de los baños
La cascada de Argualas
Fuente de la laguna
¿Bajamos o seguimos, quieres conocer Formigal?, pero para que preguntas tu tira que yo te sigo.
En la falda del monte, de mañana,
se oye llorar a un niño. De repente,
el ameno verdor de la ladera
entrechoca murmullos y colores,
desdibuja, destempla, desmemoria
la espesa ligereza de su aliento,
burlándose del ojo y del oído
que soñaban fijar algún instante
como color o como son del monte,
como cifra o verdad de su quimera.
La cima, poderosa, pensativa,
lenta, ajena a la edad y sorda al llanto
¿envidiará tal vez, por un momento,
la frágil inquietud de la hojarasca,
su condición expuesta a la mudanza?
Cuando se siente amenazado, el monte
no esconde la cabeza: la enarbola,
aleonado, retador. Sacude
los parvos matorrales con que apenas
abriga su atalaya pedregosa
y jura defender su apartamiento
de cualquier inquietud sujeta al tiempo.
Los dioses, maliciosos, cuchichean
a sus espaldas y de buena gana
consienten sus bravatas. Niño monte.
¿Será su soledad la que lloraba?
A ciertas horas, bajo ciertas luces,
el monte no se deja llamar monte.
Se encoge, se dilata, se entrevela,
se hace telón pintado o, al contrario,
se viene encima pedregoso, fiero.
Peña Foratata
Saber común: el monte nunca es monte
sino en la estrecha cárcel del lenguaje
que apenas de sí mismo se alimenta,
entre envidia y terror de la certeza
que nombra monte su ceguera última,
el dibujo más cruel del horizonte,
la esclavitud mortal de la conciencia.
Embalse de Lanuza.
O bien, por el contrario, la fantástica
nostalgia de un perdido estupor mudo
que reclamase un eco del silencio.
Sallent de Gállego
Sea cual sea la plegaria al monte,
o es parca o excesiva. La justicia
no le concierne. Sólo está, se yergue.
Sin dios y sin ser dios y despatriado.
Oculto en su evidencia. Memorioso.
Custodio de saberes ya inservibles,
melancólico, escéptico, el coloso
aterra a quien de sí mismo se aterra,
alienta a quien no atiende a su enseñanza,
calma a quien no ambiciona sus favores.
Formigal y la Foratata.
Sobre el azul violento del verano,
remolona, sin prisa, sostenida
en su temblor, la nube se desliza
rozando apenas la pelada cumbre,
redimiendo la seca omnipotencia
que la aflige. La roca, agradecida,
muda algunos matices innombrables
de pardos, verdes, grises azulados,
su guarnición usual, entreverada
de algún destello de pasadas nieves.
Satisfecha, la nube, sabia en luces,
danza una lenta, alegre despedida.
Cumbre y nube acompasan su leyenda,
concelebran su esquiva intimidad
y acuerdan confiar en que los vientos,
las humedades, las temperaturas
o cualesquiera azares atmosféricos
les permitan volver a acariciarse,
suaves, fugaces, disponibles, fieles.
La novedad sin fin es su costumbre.
No necesitan traducir sus tiempos,
tan dispares al ojo atareado.
Ningún deseo ya: saben ser otras
sin otro triunfo que el haber pasado.
No hay pérdida, no hay miedo, no hay espera.
Sobra toda ansiedad o toda culpa
por no estar ya, si alguna vez se estuvo.
Mariano Anós
MONTE (VALLE DE TENA)
Decidimos seguir hasta el Portalet d'Aneu,
a 1.794 metros de altitud, comunica los valles de Tena (Huesca) y Ossau (Bearn), lugar de nacimiento del río Gállego.
Midi d'Osseau y Peyreguet.
Una mirada a la France y regreso,
que bonito el Valle de Tena,
esas pistas también conocieron mis rossignol.
Por estas carreteras es muy frecuente que los Franceses se arrimen al arcén y te dejen paso libre, con ello no quiero decir nada.
Ermita de Santa Elena, lo que nos había llamado la atención subiendo,
llenando la saca llegamos a
San Miguel, Linás de Broto.
Una parada para disfrutar camino de Torla.
Peña Otal y los Gendarmes
Ordesa
Torla
Mondarruego y Monte Perdido
En Broto a pasear, repostar y refrescar la montura y los pasajeros.
Recorrimos las calles en busca del gigante Bosnerau,
el protector de pastores y rebaños. Cuando los rebaños lo atisban hacen sonar sus esquillas para saludarlo.
Iglesia fortaleza de San Pedro
No encontramos al gigante pero si la moneda que perdió, no debe tener valor porque sino algún banquero o político la habría rebañado.
Paseamos, pasamos desapercibidos
y dejamos en nuestro buzón las impresiones de este viaje.
regresamos sin prisa mientras cae la noche
cansados del que iba a ser un corto trayecto,
si llegamos tarde a cenar no importa ya vamos llenos.
Saludos.
Ojiplàtico, lo vuelvo a leer.
ResponderEliminarSaludos.
Impresionante el Perdido¡¡¡ Qué magnificencia¡¡¡ Como para cambiarlo por una siesta ;)
ResponderEliminarNo dices nada y lo dices todo... que suerte disfrutar de ese comportamiento hacia el motorista... Y digo yo.. no será mejor dos segundos y apartarse para quitártelos de encima que ir gruñendo y entorpeciendo para que no pueda pasar...
La cascada de Argualas fantástica y eso que era agosto..
Vamos que no me gusta... me encanta¡¡
Abrazotes.
Es de esas zonas que yo llamo de influencia positiva, al entrar en Ordesa te cargas de energía, te llena hasta con los ojos cerrados y por muchas veces que hayas ido siempre quieres volver, así que ahora ya sabes.
EliminarMagnifico!!!! Buen comienzo, precioso reportaje fotografico, y los relatos, poemas,todo muy ilustrativo.¡¡Gracias por compartirlo!!.
ResponderEliminarUn abrazo a los dos desde VIGO. saludos a la peña...........
alf
Ahora en estas fechas el pirineo nos muestra otra de sus caras yo que lo conozco en sus cuatro estaciones no se aún cual me gusta mas, ojiplático de absorber tanta belleza.
ResponderEliminarGracias Alf, saludos.
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