domingo, 13 de enero de 2019

2019 01 13 Los Oscos.

Mon ami


Escudo de Villanueva de Oscos

Estamos acostumbrados a navegar en aguas turbulentas, tan peligrosas como el estado en que se encuentra el firme de algunas carreteras que transitamos. El tortuoso paseo de hoy para ser invierno y las fechas en las que nos encontramos no reviste ningún peligro, con una conducción acorde a las condiciones nada que no pudiera superar la traila, las zonas mas frías fueron de 3 grados y salvo alguna curva en umbría donde se dejaba notar la helada, acumulación de barro, restos vegetales y piedras en el peor de los tramos no hizo falta poner las ruedas de tacos.
Pasamos por Villanueva de Oscos y nos acercamos al Castro de San Isidro, cerca de Bousoño.
Se encuentra en la divisoria de cumbres que marca la línea administrativa entre Pesoz y San Martín de Oscos.
Es un castro circular, excavado parcialmente a finales de los años 80 bajo la dirección de Elías Carrocera.
Está compuesto por varios fosos, contrafosos, murallas y sucesivas líneas de lajas de pizarra clavadas e intercaladas verticalmente en hileras entre ellos, para dificultar el paso del enemigo, sistema defensivo único en el Principado de Asturias.  

Su fundación parece estar relacionada con la explotación de las minas de oro romanas de los siglos palote y palote palote.
Sobre viejos paisajes de tristes soledades
ampliamos nuestros objetivos, con calma.
Desde la divisoria que marca la vida y el olvido,
melancólicos, retratamos las brumas que borran lo profundo y lo vivido.



El sol en los Oscos, con su pincel en la diestra, pinta mágicos colores y pocos metros mas allá, lo llena de sombras la siniestra.

Dejamos el Castro y deshacemos lo andado en busca del Palacio de Mon.
Uffff que carreteras, AQUÍ NO VOLVEMOS MAS,
por lo menos hasta la próxima vez.
Para ir al Palacio de Mon no hace falta que nos metan ningún gol.
Cuentan que la Reina Isabel II disfrutó entre las paredes del palacio de Mon, de días apasionados con sus guardias de corps.
El palacio, propiedad del Principado, es de planta rectangular estructurada en torno a un patio central, modelo de residencia señorial del periodo barroco, es declarado en 2005, Bien de Interés Cultural.
Siempre estuvo rodeado de leyendas, tiene una superficie de 1.400 metros cuadrados y presenta las armas de las casas de Valledor, Ibias, Velarde y Mon.

En la fachada norte, sobre la puerta, que da acceso al patio y a la capilla hay una labra con las armas de Mon.
ESTAS ARMAS Y BLASON DE LA CASA DE MON, COMO FUERTE LAS GANE, Y ANSI LAS DEFENDERE.
Escaleras en cada patio dan acceso a las estancias del piso superior, abierto a estos a través de corredores de madera asentados sobre basas de piedra.


La fachada principal del legendario y majestuoso Palacio de Mon está orientada al sur.
Está ornamentada con escudos nobiliarios, puerta y balcones moldurados se pueden encuadrar en el barroco pleno, finales del siglo XVI principios del XVII.
Puerta adintelada, flanqueada por los dos impresionantes escudos de armas

Se pueden leer perfectamente las Inscripciones de los escudos, partidos en dos cuarteles cada uno de ellos.



















En el primer cuartel las armas de la casa de Mon con la inscripción en la bordura: 
ESTAS ARMAS Y BLASON SON DE LA CASA DE MON COMO FUERTE LAS GANE Y ASI LAS DEFENDERE
En el segundo cuartel las armas de la casa de Velarde y la inscripción en la bordura:
VELARDE QUE LA SIERPE MATO CON LA INFANTA SE CASO.


























En el primer cuartel, las armas de la casa de Valledor, con la inscripción en la bordura:
EL SOLAR DE VALLEDOR ES ANTIGUO Y DE GRAN VALOR CAVALLEROS DE ESTE APELLIDO NO LE PONGAIS EN OLVIDO *
En el segundo cuartel las armas de la casa de Ibias, con la inscripción en la bordura:
YVIAS YVIAS DIOS ME AYUDE



Aquí tampoco volvemos mas hasta que volvamos, que no hay bar.
La torre situada en el ángulo sureste y la crujía central del siglo XVI son la parte más antigua de la edificación.


Las ruinas del lado este contaban con una torre, hoy derruida.
Cuenta la leyenda que
el palacio fue construido para la primera persona del rey.

La leyenda del Palacio de Mon dice:
“Existía en los tiempos en que el tiempo no se medía, un monstruo multiforme de beso mortal, era dueño de la distancia y destruía por imposición de su distancia atroz.
Campeaba en la noche y en el día, más sus crueldades se medían por estadios de oscuridad. El terror no cejaba en Los Oscos.
Un rey bueno que vivía en lo alto y que gobernaba con lo largo de su vista, con lo profundo de su mirar, con lo elevado de sus miras y que velaba por su pueblo, ofrecía la mano de su hija, muy bella, a quien destruyera al monstruo elemental.
Un joven, muy bello, finalmente surge de entre el pueblo, y apoderándose del mirar del monstruo, le da muerte, ganando la mano de la tierna princesa.
Llegado el momento de recibir la joya, el joven héroe rechaza la mano de la amada alegando no tener casa.
El rey promete de inmediato la construcción de un plalacio en donde vivirá la feliz pareja.
Y así pasan en soledad las grises horas, entre leyendas de una edad oscura, tinieblas, heladas brumas y abandono. Cabalgan entre las ruinas el agua y el viento mientras transcurre inexorable el tiempo, devolviendo a la naturaleza y a la sierpe sus feudos.
 Enrique R.


Caminamos la senda que nos lleva a la ermita de Santa Marina,
la mas antigua del concejo.
INTERROGANTES
Interrogo al pasado algunas veces
por el dios que pesaba los destinos
del hombre, con sus necios desatinos,
sus absurdos, sus gracias y reveses.
En el táctil silencio de una ermita
sollozan, impotentes, y sin freno
los que dejan sus huellas en el cieno,
los que ansían ver llena su marmita.
No interrogues, me dijo el ermitaño,
por el peso que tiene tu existencia;
desconocen los hombres su tamaño
y del lodo también surgió la ciencia;
somos parte casual de un gran rebaño
y aunque estamos, también somos ausencia.
Betty Badaui
Con miedo meto la mano,
ahora me ve,
no me ve,
me ve,
vemos,
cerramos,
nos erizamos
y revolvemos por donde no vinimos.

Ya pasó la estación de los calores,
y lleno el rostro de áspera fiereza,
sobre los restos de las mustias flores,
asoma el crudo invierno su cabeza.
Por el azul del claro firmamento
tiende sus alas de color sombrío,
cual en torno de un casto pensamiento
sus alas tiende un pensamiento impío.
Y gime el bosque y el torrente brama,
y la hoja seca, en lodo convertida,
dale llorosa al céfiro a quien ama
la postrera, doliente despedida.
Rosalía de Castro

Volvemos a Mon 
nos fijamos en los últimos detalles




y nos asomamos 
a sus paisajes.


Asombrados tomamos camino de Villanueva de Oscos,

por los altos, para seguir disfrutando lo que queda del día.




ACUARELA DEL CREPÚSCULO
Se retira la tarde. Los paisajes
se pincelan de gris. En el ocaso
el sol se refocila con el raso
sutil de los polícromos celajes.
Y ensayan los eglógicos follajes
sus coloquios de amor con el escaso
suspiro de la brisa. Paso a paso
descienden los nocturnos cortinajes.
¿Pasaste, corazón los sensitivos
estadios, en que todos los motivos
afectaban tus fibras soñadoras?
¡Ya miras el desastre del poniente,
con la misma quietud indiferente
que la resurrección de las auroras!
Ramón Rubiera


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