Embalsamamiento.
Nos avisaron Alejandra y Dani que tocaba hacer una de esas rutas cortas que hacemos últimamente, la de los pantanos, agua a esgalla, no se si será una indirecta pero hablar voy a hablar igual, que no callo ni debajo del agua, hasta con los pececillos de abajo, buceando en Tenerife, le daba yo a la parpayuela, a los de arriba no.
Paramos a ver Cueva Deboyu, por donde discurre el río Nalón.
Y comenzamos la subida al Puerto de Tarna.
Bajando el puerto el pico Los Hornos.
Los Mampodres
Praderas del Esla
Aquí, en este pradal que el Esla pace y abandona,
una vez más estoy mirando los rebaños
de los robles esparcidos por el monte,
los vilanos de los chopos, las espigas, las cigüeñas.
Una vez más estoy sentado en esta puerta de la casa
y todo cuanto alcanza la memoria
se vuelve azul, desaparece, se me escapa.
Miro a las gráciles muchachas
que vienen a mi jardín a buscar flores como antaño.
Ya no llevan zarcillos de cerezas. Ya no cantan.
Ya no saltan a la comba. Una de ellas me ha mirado.
Tal vez sabe de los versos del poeta,
tal vez su madre…
Aquí, en este lugar de la memoria, abandonado,
una vez más estoy sentado, tratando de despedirme,
tratando de deshacerme del pasado.
José Antonio Llamas.
Liegos, pico Yuso y Burín,
apuntando atrás.
Pasando Burón...
el Esla empieza a ser el embalse que inundó Riaño.
Viento en el Esla
Labios del viento
persiguiendo el talle de las avenas locas.
Cuerdas de una lira acariciada
por los sigilosos dedos de un fantasma.
Música en las cosas que mugían
suspirando junto a los pequeños animales,
en los baldíos y en las plantaciones.
Ojos del viento rizando los cabellos rojos
de las amapolas invisibles,
pinceladas de un pintor oculto
detrás de los cristales.
Aullidos que petrifican el volar de las palomas.
Viento del Esla, circuncidando el valle
de las avenas locas.
Ermita de San Tirso en Boca de Huérgano, "La Villa" o "Tierra de la Reina".
De que monumento habrá salido y que hará de mesa.
Hórreo Leonés
¿Será el de Manolo?
Aquí nos liriamos a ver el Torreón de los Tovar
Declarado Bien de Interés Cultural el 22 de abril de 1.949, el torreón de los Tovar fue construido a finales del siglo XIV, al crearse el señorío de Tierra de la Reina.
En 1.371 Enrique II de Trastámara donó el señorío a su sobrino Alfonso Enríquez, hijo de don Tello.
Los cabroncetes de los franceses quemaron el pueblo y el palacio del que formaba parte el torreón, permaneciendo en ruinas hasta su restauración en 2.012.
pasamos sobre el Esla por el puente del Siglo XV.
Iglesia de El Salvador, en Velilla del rió Carrión.
Seguimos.
Embalse de Compuerto
donde paramos a repostar el cuerpo,
si nos atragantamos no pasa nada, será por agua
o cerveza.
Continuamos por el embalse de Camporredondo
Romance de la vida y muerte de Río Carrión
“Enorme cuna este valle
para mecer este río,
tan llorón y tan pequeño;
llanto de recién nacido.
Cobertor de lana suave
la nieve del valle frío.
En Guardo, el carbón minero
tiznó la cara del niño.
cuando pasó por Saldaña
otra vez estaba limpio.
En Carrión le bautizaron
–era hasta entonces morito–;
la ciudad le dio su nombre,
De cantar tanto en Villoldo,
ronco se quedó en Husillos.
Cuando atravesó Palencia
era ya mozo garrido.
Dieciocho puentes le peinan,
anda lento y presumido.
Por verle, villas y aldeas,
se ponen en su camino.
La torre de San Miguel
quiere ser novia del río,
y asomándose a mirarle
tiembla de amor y de frío.
Es burgués en los remansos;
laborioso en los molinos;
ladrón de frutas caídas
en las huertas del Obispo.
Sueña un viaje largo: el mar.
traiciona sueño y destino;
de Villarramiel el mosto
le hace perder el sentido.
Lleva ya una vida turbia
y un derrotero torcido.
Por no ir a Valladolid
–cosas del nacionalismo–
se suicida junto a Dueñas
arrojándose en el río
Pisuerga, labrador manso,
competidor y enemigo.
Nace y muere en la provincia;
no hay otro más palentino.
Recen por él un responso
los frailes de San Isidro.
Francisco Vighi
Ermita del Bendito Cristo del Río
en Alba de los Cardaños, donde se elaboraba carbón de fragua o brezo.
Iglesia de de la Asunción de Nuestra Señora, La Lastra
Paramos en el mirador del alto de la Varga.
Al fondo el pico Espiguete.
Si tu anda subiéndote.
El Ojo de la Lastra.
Ojo.
Y seguimos
por el embalse de Ruesga,
hasta Cervera de Pisuerga
y el embalse de Requejada.
Subimos a la Abadía de Nuestra Señora de Lebanza.
Nada queda del originario del siglo X, que fue fundado por los condes lebaniegos, Alfonso y Justa, en el año 932, los mismos que fundaron la joya mozárabe de Santa María de Lebeña.
Lo que hoy vemos es obra del siglo XVIII, llevada a cabo por la intervención del rey Carlos III, que según parece, sentía una gran devoción por la virgen de este lugar.
También estuvo aquí y se dejó algo.
Bajando en Lebanza paramos a curiosear.
San Salvador de Cantamuda.
y el regreso por Piedrasluengas.
Lentamente, sobre el camino
que sube a la montaña, se va apagando la tarde
y es como un candelabro que gotea lágrimas amarillas.
Lentamente, mi corazón sin rumbo, por un mar de tierras ocres
añora la montaña antigua.
José Antonio Llamas.
Y seguimos disfrutando de paisajes y curvas
a la vera del río, libres, sin presas que nos contengan,
hasta que se tornó oscuro y nos pararon llegando a Cangas,
que pasaban los participantes de la Media Maratón Ruta de la Reconquista, donde quedamos empantanados un rato. Que raro el nombre, ¿no será ofensivo eso de Reconquista?.
Para disfrutar y llenar la saca, unos corren, otros ruedan.
Saludos.
Un gran día pasamos sin duda y disfrutamos de los paisajes tal y como se ve en las estupendas fotos estaban en lo mejor... El título en tu línea jejeje
ResponderEliminarLa foto final sin comentarios.
Abrazotes.
Estoy en una edad que estamos pensando en otras cosas, y ya confunde uno los palabros. Muy guapa la ruta , la foto final, el descanso del guerrero, como los Hunos, sin bajarse de la montura. Un abrazo.
ResponderEliminarUn paseo que puede hacerse ya un clásico en primavera, buenos recuerdos me trae.
ResponderEliminarabrazándote
Me alegro que te traiga buenos recuerdos como a mi, buenas fechas esas para hacerla que en verano no quiero ni imaginármelo, abrazóseme.
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