2016 04 29 Territorio Mandinga 4.

She pull veda.

Salimos de Hozar esquivando como pudimos, y la moto de César tira hacia veda, no conozco ese pueblo, así que sin rechistar le sigo como puedo.

¿Esos agujeros estaban ahí antes?.

A esta hora las sombras ya comienzan a alargarse,

y el cansancio a acortarse.

Con gran sabiduría y siendo conocedor de ello, por indicios y señales varias, el Road Killer nos lleva a repostar a Sepúlveda.

Declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1951 su primera mención histórica aparece en la Crónica de Alfonso III como uno de los lugares que fueron despoblados en las correrías de Alfonso I contra los musulmanes.

Su repoblación por Fernán González, en el año 940, representó un audaz avance hacia el sur, más allá del Duero.

El Abad de Arlanza, Fray Gonzalo de Arredondo, nos cuenta la leyenda heroica, de la lucha cuerpo a cuerpo entre el conde de Castilla y el Alcaide moro Abubad, a quien Fernán González cortó la cabeza, la cual está esculpida en la fachada de una de las casas blasonadas de la villa, llamada precisamente “La Casa del Moro”.

Almanzor fracasó en su tentativa de ganar la villa el año 979, pero lo consiguió el 984, volviendo a recuperarla definitivamente Sancho García, nieto de Fernán González, en el año 1010.

De cara al valle que la vista cruza,

desde la linde inmóvil de los campos,

intensifica su cristal el río

bajo una sombra verde, sobresalto

de un olvido que no abolió la muerte.

En el nevado espejo del invierno

los recuerdos fenecen, no repiten

ese tipo de sueños en que el sueño

es terror a un abismo infranqueable.

Me sorprende por eso que un amigo

recuerde frases mías, olvidadas

por mi, que no distingo los paisajes

ínfimos de mis ojos melancólicos

con que los he descrito en algún libro.

Luis Javier Moreno.

Subimos hacia el centro de la Villa,

nos faltan ojos para ver

y espacio, la traila se agobia y le da claustrofobia.

Llegamos a la plaza Mayor

y bajamos buscando gasolinera y aparcamiento.

Aparcamos en un aparcamiento al lado del parque

y comenzamos a subir, andando, por donde habíamos bajado,

con un par.

  

Parece que hay mucho que ver y recorrer.

....Hay poetas que escriben de la pasión del arte
Y los hay que hablan sólo de la naturaleza,
No de naturaleza de las artes
Sino de la naturaleza natural,
que no es copia del arte,
Ni del arte que imita a la naturaleza. 

Otros tratan de asuntos llamados filosóficos 

De modo coloquial 

Otros del día a día con sutileza suma...

En fin ¿qué quieran? Ya ven que hay para todo

En las nutridas filas del Parnaso.

No me interesa, Cesar,

Saber si eres un hambre blanco o negro:

Nihil nimium studeo, Caesar, tivi velle placere,

Nec scire utrum sis albus an ater homo,

Ni agradarte tampoco.

También existen, claro, los poetas trilingues.

Hay poetas y poemas

Que se definen por oposición

Unos son vanguardistas, otros odian los ismos

(y los istmos)

unos hablan de viajes, de ciudades, de gente

distinguida, de artistas, de mujeres hermosas

de los mitos de Grecia, de obras literarias...

Otros llama pamplinas a estos temas

Y prefieren ceñirse al cambio y al comercio,

A la repostería en verso libre 

O en el rigor medido de las estrofas clásicas,

En lenguaje directo o elusivo.

No hace falta viajar si uno tiene buen Atlas....

Luis Javier Moreno.

Habrá que portarse bien.

De nuevo en la Plaza Mayor. El castillo de Sepúlveda, o de Fernán González es un Bien de Interés Cultural que en su origen fue una fortaleza romana y más tarde una alcazaba árabe. Posteriormente fue edificado en tiempos del conde Fernán González. 

Actualmente de la antigua construcción sólo quedan tres torreones pertenecientes a la muralla árabe del siglo X que formaba parte, al mismo tiempo, de la alcazaba

En los paños de la muralla, se abren dos balconadas pertenecientes a la casa de los González de Sepúlveda, edificio del siglo XVI, y cuyos muros vieron nacer al conocido escritor Don Francisco de Cossío; en el siglo XVIII, al castillo se le adosó una fachada barroca de dos niveles y una balconada corrida de tres puertas desde la que se presidían las corridas de toros. 

Sobre el cubo central, hay una pequeña espadaña neoclásica que alberga dos campanas de diferente tamaños, coronada por una cruz metálica con veleta. Una de de las campanas se hacía sonar a las diez de la noche, el tradicional “Toque de Queda”, 33 campanadas que anunciaban el cierre de las puertas de la muralla, cuando la villa cerraba sus siete puertas.

Sobre la balconada hay un escudo de la corona de España flanqueado por dos leones y sobre el reloj de la Plaza están esculpidas las siete llaves de la villa.

El castillo marca el límite de las murallas de la villa en uno de los lados de la Plaza Mayor, de las murallas se conservan algunas de sus Siete Puertas.

Geometría

Triángulo perfecto de verdura,

entre el erial buscando su destino.

Línea recta a lo largo del camino,

en el plano sin fin de la llanura.

Esfera de la tarde, curva pura,

del horizonte círculo divino.

Elipse en lejanía, perfil fino,

que de la luz el resplandor apura.

Paralelas de surcos, sin encuentro.

Tablero geométrico que sueña

del sol, la lumbre, y de la nieve, el frío.

De lo cóncavo y llano soy el centro.

Ángulo agudo, el galgo y la cigüeña.

Ángulo recto, el álamo y el río

Francisco de Cossío.

Durante el siglo XIX, se llevó a cabo el proceso de modernización de la Villa, con la mejora de infraestructuras y numerosas obras públicas, para ello fue clave la figura de Don Atanasio Oñate y Salinas, primer Conde de Sepúlveda.

"La Villa de Sepúlveda a su hijo esclarecido y primer conde Exmo. Sr. Don Atanasio Oñate y Salinas, en prueba de gratitud siendo alcalde D. Braulio Abad de Diego. Año 1906."

Mientras le "aldaban" a la lengua, Alejandra y yo dimos una vuelta con Slow

Escalinata de piedra, presidida por el crucero renacentista, que da acceso al pórtico de San Bartolomé.

Cada 23 de agosto, a las 10 de la noche, las luces de la plaza y del barrio de San Bartolomé se apagan, entonces de una hoguera, salen los diablillos y bajan la escalinata dando escobazos a los asistentes. Alguna bruja habrá también, por las escobas digo.

La Iglesia de San Bartolomé es románica, se edificó en el siglo XI, es la única iglesia de las tres que se construyeron en zona de extramuros que aún se conserva.

La torre, de sillería, está adosada a la Iglesia. 

Ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo de los siglos. Las trazas románicas han quedado muy ocultas, por construcciones posteriores a excepción de la cabecera.

Recogemos y nos vamos a por las motos, nos despedimos de los madrileños y salimos de la Villa antes de que nos cierren las puertas.

Tras un rodeo, parada para orientar, paso de la autoridad, frío que me quedé, dada la hora, yo ya  me tiraba a dormir en  la cuneta de la cuarta rotonda,

pero César nos convenció que era mejor si dormíamos en el jardín, del Trechel en Aldelengua de Santa María,

tras la reja, y con vistas a la Iglesia.

Por la noche, algún sobresalto de muerte, se repite el mismo sueño, cruzando campos de olvidados paisajes melancólicos, hasta llegar al muro, que como un infranqueable fuego cierra el paso, que te estanca igual que las curvas del río acorralan la corriente y retorno al principio. Cruzando campos....
Y amanece un nuevo día.

Saludos.