domingo, 8 de junio de 2014

2014 06 08 Covadonga.


La Santa Cueva













Después de transitar por los altos el sábado, nos dimos un descanso y salimos el domingo por la tarde con la intención de poner dos velas en Covadonga, una para dar gracias por el regalo, del que disfrutamos durante todo un año y  reponer otra que se apagó por mi torpeza. 


Bendita la Reina de nuestra montaña,
que tiene por trono la cuna de España
y brilla en la altura más bella que el sol.
Es Madre y es Reina. Venid, peregrinos,
que ante ella se aspiran amores divinos
y en ella está el alma del pueblo español.
Dios te salve, Reina y Madre
del pueblo que hoy te corona
en los cánticos que entona
te da el alma y el corazón
causa de nuestra alegría,
vida y esperanza nuestra,
bendice a la Patria y muestra
que sus hijos tuyos son.
Como la estrella del alba
brilla anunciando la gloria
y es el pórtico la gruta
del templo de nuestra historia.
Ella es el cielo y la fe,
y besa el alma de España
quien llega a besar su pie.
Virgen de Covadonga, Virgen gloriosa
flor del cielo que aromas nuestra montaña
tu eres la más amante, la más hermosa,
Reina de los que triunfan, Reina de España.

Nuestros padres sus ojos a ti volvieron
y una patria en tus ojos adivinaron
con tu nombre en sus labios por ti lucharon
con tu amor en las almas por ti vencieron.





















Sobre la marcha decidimos subir a los lagos, antes de que se cierre la carretera al tráfico.







Por las montañas vas como viene la brisa







 o la corriente brusca que baja de la nieve



o bien tu cabellera palpitante confirma
los altos ornamentos del sol en la espesura.
Toda la luz del Cáucaso cae sobre tu cuerpo
como en una pequeña vasija interminable


en que el agua se cambia de vestido y de canto
a cada movimiento transparente del río.
Por los montes el viejo camino de guerreros

 y abajo enfurecida brilla como una espada
el agua entre murallas de manos minerales,


hasta que tú recibes de los bosques de pronto

 el ramo o el relámpago de unas flores azules




y la insólita flecha de un aroma salvaje.
(Pablo Neruda)
Tras disfrutar de las vistas de los lagos Enol y Ercina, bajamos al Mirador de la Reina y contemplamos las hermosas vistas de las sierras septentrionales de los Picos de Europa, de las vegas del Güeña y de la costa cantábrica.









Seguimos hasta Cangas de Onís, buscando las huellas de la historia y para dejar las nuestras,








en el puente romano y el río Sella, testigos ambos junto con la Santina y Pelayo, del albor de nuestra Patria, que esperemos sigan siéndolo a pesar de los mercaderes.  

Que el agua pura del río Sella se lleve  a los  mercaderes que quieren "comerciar" con ella, se ahoguen con sus propias mentiras y sufran el destierro  de la Patria y de todos los Españoles el desprecio.  
"Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga" Diderot.


Cantan la historia las piedras ,  los tarambanas y cantamañanas la tergiversan.






1 comentario:

  1. Hace tiempo que no paseamos por Covadonga, a ver si en una escapada ponemos remedio aunque vamos para época de guiris
    Saludos

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Bienvenido a este blog, gracias por sus comentarios NaClU2.