Ruina montium.
Salimos de Astorga en dirección a Las Médulas, el entorno fue declarado Bien de Interés Cultural en 1.926, en atención a su interés arqueológico, Monumento Natural en 2.002 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1.997.
Nada de Autovías,
aunque la tenemos cerca
Una vez en el aparcamiento a reponer líquidos
y a comenzar el recorrido.
Peaje.
Adelanto horario
Sin barro se me ven las cañas.
Sin quinchón.
Deben de cogerlas buenas.
Arco del olivo.
Escalera florida.
Arco sin olivo.
Comenzamos el camino entre centenarios castaños.
Las médulas son producto de la sacra fames de los Romanos.
En el siglo primero las autoridades imperiales romanas comenzaron a explotar los yacimientos de oro de esta región, utilizando una técnica llamada ruina montium, dejando un paisaje devastado. Augusto estás en búsqueda y captura, y como te pille el SEPRONA se te va a caer el pelo a ti y a la Gémina al completo,
vais a comer calientes las castañas.
Asombrado.
La red hidráulica de Las Médulas llegó a sumar más de 600 km. de longitud, repartidos en 9 canales principales.
Ruina Montium, o arrugia, (palabra española según Raimundo de Miguel, utilizada por Plinio) era un método, empleado por los romanos, para la extracción del oro en los yacimientos secundarios. En Las Médulas, en el Bierzo leonés, los ingenieros romanos utilizaban a los esclavos nativos, y acarreaban las aguas del río Cabrera, casi desde su nacimiento, y las conducían por largos carriles, ladera abajo, introduciendo la corriente en las galerías de arcilla. Los dedos de los esclavos arañaban las paredes buscando las pepitas.
La ruina de todo aquello: canales, galerías, lago, se puede contemplar hoy día, desde diferentes puntos de vista, incluso admirando la belleza del paisaje berciano, entre castaños centenarios y retorcidos, a la vista de las cumbres de los montes Aquilianos, reviviendo las leyendas del lago de Carucedo.
Cada cual puede juzgar estos y otros sucesos a su antojo. El autor, en cambio, ha decidido rememorar la oscura trampa de las civilizaciones y la codiciosa voracidad del tiempo.
Los historiadores nos dan cuenta de los millones de toneladas que los conquistadores (también civilizadores) extrajeron de Las Médulas y que, transportadas desde Astúrica Augusta (Astorga) hasta Emerita Augusta (Mérida) hacia Cádiz, y de allí a Roma, sirvieron para sostener el imperio por casi doscientos años, pagando a las legiones.
Una pieza de bronce, recientemente hallada en El Bierzo, y firmada por Augusto, en Narbona, en las Kalendas de Marzo del año 15 AC, nos da cuenta de aquella provincia Transduriana, habitada, entre otros, por los “Susarros” y por los “Cigurros”, con fortificaciones en “Paemeiobriga”, “Miobriga” y “Allobriga” formando parte de aquel nuestro pasado.
José Antonio Llamas
Seguimos la senda de las Valiñas,
asomando.
viendo como se aferran a la vida.
La Encantada.
El espacio de Las Médulas siempre ha sido una fuente de preguntas respecto a los procedimientos seguidos por los romanos en sus trabajos de minería del oro. La única fuente directa con la que contamos es la que hace Plinio el Viejo (23-79 d. C.) del proceso:
"En nuestro mundo el oro se extrae de tres modos: en primer lugar en las partículas [o pepitas] de los ríos , como en el Tajo en Hispania, y ninguno es oro tan puro, ya que está pulido por la corriente y el flotamiento. Se extrae de otra forma mediante pozos o se busca derrumbando los montes . Hablemos, pues, de estos dos sistemas".
"El oro que se extrae de los montes [mediante pozos de mina] se llama 'canalicium', otros lo llaman 'canaliense'; se adhiere a las piedras de mármol [empleado aquí por cualquier tipo de roca dura] , no de la manera como brillan el zafiro de Oriente y el de Tebas y otras piedras preciosas, sino que envuelve las partículas de mármol [quiere decir que más que en puntos aislados, se encuentra por toda la roca, diseminado"
"El tercer procedimiento supera al trabajo de los Gigantes; las montañas son minadas a lo largo de una gran extensión mediante galerías hechas a la luz de lámparas, cuya duración permite medir los turnos y por muchos meses no se ve la luz del día. Este tipo de explotación se denomina 'arrugia' A menudo se abren grietas, arrastrando a los mineros en el derrumbamiento [...] Por ello se dejan numerosas bóvedas de piedra para sostener las montañas . En los dos tipos de trabajos se encuentran a menudo rocas duras; se las hace estallar a base de fuego y vinagre [o agua] , pero a menudo, como en este caso, las galerías se llenan de vapor y humo; se destruyen estas rocas golpeándolas a golpes de martillos que pesan 150 libras [unos 50 kg .] y los fragmentos son retirados a las espaldas de hombres, [...] Acabado el trabajo de preparación, se derriban los apeos de las bóvedas desde los más alejados; se anuncia el derrumbe y el vigía colocado en la cima de la montaña es el único que se da cuenta de él. En consecuencia, da ordenes con gritos y con gestos para poner en aviso a la mano de obra y, a la vez, él mismo baja volando. La montaña, resquebrajada, se derrumba por sí misma a lo lejos, con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire [...]"
"Las tierras que en el anterior sistema [pozos o minería convencional] se evacuan con gran trabajo para que no ocupen los pozos, en éste [ ruina montium o arrugia ] son transportados por el agua. El oro obtenido mediante la arrugia no se funde, sino que es oro al instante [...]"
"Otra tarea análoga e incluso más costosa es traer corrientes de agua para lavar estos derrumbes , en ocasiones desde la cumbre de los montes, a menudo a una distancia de 100 millas ; [...] Es conveniente que la pendiente esté calculada, de forma que, más que fluir, corra; y por ello se traen desde las zonas más elevadas. [...]"
"Junto a las cabeceras de los declives [se refiere a los frentes de explotación] , en las crestas de los montes, se excavan unos depósitos , de doscientos pies por ambos lados y unos diez de profundidad [unos 60x60x3 m.] . En ellos se dejan cinco canales de desagüe de unos tres pies cuadrados [ unos 90 cm2] , de forma que, una vez abiertas las bocas de salida, con el depósito lleno, se precipite hacia afuera un torrente de tanta fuerza que haga rodar las rocas [...]"
"Todavía queda otra tarea en el llano . Se excavan unas zanjas por las que discurra la corriente , se denominan 'agogae', que se cubren a intervalos con urces[especie de planta de brezo]. Se trata de un arbusto semejante al romero, áspero y que retiene el oro. Los laterales [de las agogae] están cerrados con tablas y por las zonas accidentadas los canales van suspendidos. Fluyendo de esta forma, la tierra se desliza mar adentro y el monte se diluye en él, [...] La urz [brezo] se seca, se quema y la ceniza se lava en un cauce de césped herboso para que se deposite el oro. [...]"
"Algunos dicen que se producían 20.000 libras cada año por este sistema en Asturia, Gallaecia y Lusitania, pero la mayoría lo produce Asturia y que en ninguna otra parte se mantiene esta fertilidad por tantos siglos."
Asombro.
Esclavo en Las Médulas
Mirando el turbión oscuro del poniente
dos mil años atrás, el esclavo ibero,
trata de imaginar los cierzos del Finis Terrae
como columnas de alabastro
donde termina el mundo.
Ira y sudor descienden por sus sienes,
y en las yemas de los dedos
arde el oro de la arcilla de los montes.
De allá, de las oscuras cumbres
por carriles escavados en la roca
llegan las aguas frías del Cabrera.
Mirando el turbión oscuro de su vida,
dos mil años atrás, el antepasado ibero,
trata de imaginar los rostros de las mujeres
que, en la lejana Roma, lucen zarcillos
de oro, de este oro que a él le está
quemando ahora las venas.
Jose Antonio Llamas.
Mas asombro.
Iglesia románica de San Simón y San Judas.
Unas vistas de Las Médulas desde el mirador de Orellán.
Areniscas de rumbos delirantes
aran de rojo el valle ribereño
que, plomizo y extraño, pone empeño
por retirar a tiempo consonantes
y transformarse en cielo. Rumiantes
clavan sus dentaduras en un sueño
de agua y oro, que hacen pequeño
al despertarse sombras punzantes.
En el ocaso oscura galería
del alba clara, de vida y quebranto.
De la ruina que el monte estremecía
guardo un silencio sin muerte en el manto
que así, peregrino, anhelo otro día
ver a mi paso, camino del Santo.
Poema Ruina montium (soneto a Las Médulas)
Mientras sopla el aire y la tormenta se forma a lo lejos regresamos,
entre ocres y rojos
cantares del poeta,
y cae la noche no queda mas remedio que retornar por la autovía.
Como me dolía la espalda fuimos a buscar lomo a Astorga y médula al Bierzo, y una vez descansados de la jornada anterior regresamos a casa con la saca llena.
Regresamos con buen tiempo,
por otras minas, otros sufrimientos,
pero por el mismo camino.
se va apagando la tarde de este día
y es como un candelabro de cera que gotea
manchas amarillas en los manteles
blanquísimos del alma...
Lentamente,
las piedras viejas, el corazón
sin rumbo por un mar de tierras ocres,
y más allá, por la montaña vieja,
el dulce repicar de las esquilas,
el dulce repicar de las esquilas,
la nueva Patria donde todos
nos conocen
José Antonio Llamas.
Gracias a dios cuando fuimos el embutido aún no era cancerígeno.
Saludos.
Preciosas fotos!! El rollo que has soltao!! Que a la gente no le gusta leer hombre jijiji
ResponderEliminarAbrazotes.
Con decirte que Teri se saltó el texto, dice que ya lo sabía y no necesitaba leerlo, va ser que estuvo allí. El Plinio es que era un pesado, escribía hasta de como se cataban las vacas, gracias a el y otros (escritores / historiadores romanos), se conoce lo que no fueron ni somos capaces aún hoy de guardar ni por escrito ni en la memoria: nuestra historia.
EliminarHubo un tiempo pasado con historia tallada , como les gustaba el colorao al imperio. Sigue los castaños que delante pasaron las Legio Victrix
ResponderEliminarNo me explico como los Asturlanders y Berizos estaban tan augustos como esclavos recogiendo para llenarle la saca a los de las plumas rojas esos, igual tenían miedo de los gladius y pilum habrá que investigar y que no se conformaban como yo con unas pocas castañas no. Salve Cesar.
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