sábado, 8 de agosto de 2015

2015 08 08 Argul.

Nazgûl, (push de swich off).




Hoy nos levantamos con el pie derecho, a pesar de ser una ruta larga no hubo ningún contratiempo ni a la hora de salir ni en ruta; no se nos metió ningún descerebrado por nuestro carril, ni el tonto de turno con prisa en la gasolinera tocando las narices, o el tonto de la Iglesia, esas cosas que nos pasan mas frecuentemente de lo que deseamos. A veces parece que tenemos imán, y no de esos de mezquita precisamente, para tropezar con todo tipo de ellos, es que hay muchos y Dios los coloca estratégicamente para que todos los días tropecemos con alguno y aveces hasta con dos. Pero eso es momentáneo y no nos afecta, en seguida se nos pasa, ves yo ni me acuerdo ya de esas cosas. Salimos detrás de Dani y Alejandra que nos llevan donde las motos se apagan solas.
 Hasta Villarpedre, por un recorrido impresionante y sin apenas tráfico,
donde el Río de Oro se funde con el Navia. 
Mucho calor para caminar y regresamos donde mira y da pena el chico,
que burros son, mira que ponerlo con latina.
Miramos con alegría
y regresamos por donde vinimos,
que para el otro lado se acaba el mundo, o por lo menos la carretera.
Buenos paisajes,
apetece parar a la salida de cada curva,
camino de Berducedo, donde paramos a refrescar en el cafetín.
Seguimos hasta
la Mesa, Iglesia de Santa María Magdalena de finales del siglo XVIII, en el primitivo camino de Santiago.
Nos ponemos las pilas

y subimos a Buspol, donde también se acaba la carretera,
pero no el mundo,

bajamos al embalse de Salime

y continuamos hasta...

Argul
donde también nos pusimos morados.
Ternero mosqueado,
hippie
y Dana.

Con un par de nueces recorrimos el pueblo o lo que queda de el.
La referencia más antigua del pueblo de la que hay constancia es un documento de 30 de mayo de 972, en el que, según García Larregeta aparece “La villa de Argul”.


Este asentamiento medieval, es declarado en 2.002 por el Principado Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto Histórico.

Casa Bastián.
El pueblo cuenta con amplias y compactas casas de piedra levantadas sobre las rocas, que en algunos casos se han construido sobre el propio muro del camino,


dejando estrechos pasadizos o túneles “caenllas” (callejas) y se conectan a través de corredores en su parte superior para dejar paso a las personas y del ganado.



Muchas de las viviendas están unidas en su parte superior por altos corredores de madera que denominan “veiriles”, que permitían recorrer el pueblo de arriba abajo sin pisar el suelo.





Casa del Siglo XVII, del escultor Juan Alonso Villabrille y Ron, nacido en Argul en 1.663, escultor que desarrolló su obra en Madrid en la corte de Felipe V.
Puerta con motivos ornamentales.



Vista la parte alta continuamos recorriendo el pueblo.
Aprovechando el espacio las colmenas dispuestas en terrazas.
Rincones,

pasajes
puertas
y ventanas quedan registrados antes de que la naturaleza termine su trabajo.
Casa Venturo

El pueblo abandonado.
El largo desamparo fue royendo
los muros de las casas
y puso en cada esquina
centinelas de zarza.
Por aquella ventana
desvencijada, que atisba la calleja,
asomó un día el último
poco antes de marchar.
Era muy de mañana. Diez minutos
bastaron entre dudas y escarcha
para hacer el ajuar.
Sólo el sol se asomó a despedirle
al partir musitando un adiós
sin volverse a mirar.
Primero habían faltado
risa a risa, los juegos de los niños,
luego la gente joven 
con su alto diapasón, 
después… cuestión de tiempo,
los demás se rindieron 
entre la soledad y la resignación.

Hoy el cierzo baja
salvaje y helado desde monte al valle
y agita unas ortigas que campean
como adornos ariscos en las calles.
© José Luis Ramírez


Casa de Vilar y torre palomar.



Casa Colombo
Puerta abierta.
Las puertas abiertas
dan siempre a una sima
mucho más profunda
si la casa es vieja.
La puerta
no es puerta
hasta que un muerto
sale por ella
y mira doliente, crucificada
a la madrugada sanguinolenta.
¡Qué trabajo nos cuesta
traspasar los umbrales
de todas las puertas!
Vemos dentro una lámpara
ciega
o una niña que teme
las tormentas.




La puerta es siempre la clave
de la leyenda.
Rosa de dos pétalos
que el viento abre
y cierra.
Federico García Lorca.
Ruinas.
Yo también tengo ruinas
y si acudo al pasado
ya no sé a quién o a quiénes
busco entre los escombros
son ruinas sin prestigio
sin guías y con musgo
inmensas y mezquinas
señas de lo que fui
columpios desnudeces
huellas crepusculares matutinas nocturnas
la luna las descubre
les dice lo que eran
columnas de tesón cúmulos de experiencia
pedernales de amor
catacumbas de miedo
yo también tengo ruinas
pero no deslumbradas
sino ciegas distantes
residuos de palabras
vestigios de rencores
esquirlas de castigos
reliquias de caricias
ruinas tan taciturnas
calimas de la pena
albergan sus fantasmas
como todas las ruinas
y como todas dejan
escuchar su lamento
yo también tengo ruinas
meses y años troceados
muñones de confianza
perdones en añicos
piedras en las que a veces
me reconozco entonces
amo la piel rugosa
de mis hermanas ruinas
Mario Benedetti.
Casa Cancio.
Capilla de San Antonio de Padua del Siglo XVIII.

Pintar con ruda protege del mal de ojo y del otro.
Entre tapiadas puertas
y enrejadas ventanas
dejamos el pueblo

abandonado al poder de Sauron,
aunque parece que aún le queda alguna esperanza,
como al bosque.

Paramos a refrescar y continuamos el camino, como el sol el suyo.
El sol
El sol bajaba entonces
al barranco profundo
que debe haber detrás del horizonte,
alargando las sombras
—lentas aguas opacas—
de lo erguido,
dando nuevos colores a las cosas,
como si presintiera
la negra oscuridad vecina,
inevitable, de la noche.
Manuel Altoaguirre
Cuando cae la tarde y se oculta el sol, seguimos las luces de Slow, que nos marcan el camino de regreso.

Saludos.







4 comentarios:

  1. Saludos pues, otro que ahí no fuera ya ves tu. Lo leí todo y con agrado .

    ResponderEliminar
  2. Pues a ponerle remedio cuando levante la niebla en la primavera de invernalia, si leíste todo a reponer con un café y la tortilla. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Viendo las crónicas que nos regalas me doy cuenta que los recorridos son disfrutados y no caen en saco roto (ya me caigo yo si eso)....
    Este año pasado hemos soportado tantos tontos que para el año actual espero que nos dejen tranquilos... aunque claro hay tantos que no se yo si...
    Abrazotes.

    ResponderEliminar
  4. Como se rompa la saca vamos mal, a ver donde metemos luego las "cosas", Desde ese día ya le caes algo mejor a Teri si. Va ser difícil porque hasta al Zopenco patero lo están superando, pero bueno es bastante el juego que dan. Paco mer caliente vamos. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Bienvenido a este blog, gracias por sus comentarios NaClU2.