2013 01 05 Allande.

Salimos pronto, con algunos de los pasajeros que con el transcurso del tiempo y por diversos motivos se fueron apeando del tren en distintas y diversas estaciones, el lugar a visitar en esta ocasión en la bonita ruta elegida por el maquinista es San Emiliano.

Nos enganchamos a la máquina y seguimos los raíles del asfalto.

En Pola de Allande pasamos mirando, Monumento al Emigrante Asturiano, obra del artista Antonio Prats Ventós, nómadas en moto somos.

Subimos el Puerto del palo

y lo bajamos,

llegando al mirador y aparcamos, mientras

se ponen los gorros, para atracar un banco de paisajes, que ya los otros pidieron la vez y nos atracan ellos,

nosotros gastamos carrete.

Dejamos descansar las monturas,

bebimos y dejamos vacíos los cascos. 

El valle del río Lloredo y el pueblo de Montefurado en primer término.

Primero los romanos se comieron todo el oro, y ahora los políticos,  banqueros y atracadores varios,

y nosotros, a bocadillos y con la casa a medias.

Paramos  en Montefurao a cafetear.

Bajando por la serpiente negra, nos encontramos

con la serpiente blanca, eterno yin yang,

despacio, sin prisas,

 las dos están mojadas.

Visceral

Florecen campanadas musicales

en la tertulia blanca de tristeza,

se desprenden los ocres con torpeza

de este mundo de sueños otoñales.

En mil sombras de imágenes virtuales

se diluyen acordes de simpleza;

esfúmanse geniales sutilezas,

caravana hacia gélidos sitiales.

Horizonte de grises nubarrones

profecía de nieblas y rituales

de hojas mustias de viejas emociones.

Sólo hay trinos memorias olvidadas

en almas de utopías viscerales…

Es la vida… que deja la explanada.

Omar José Abatedaga.

Llegando a San Emiliano se disipa la niebla.

San Emiliano o Santo Miyao, pueblo medieval fue declarado monumento histórico artístico y pintoresco el 3 de mayo de 1971, destaca todo el pueblo en su conjunto, así como las casas de la Torre, de Santos y la iglesia parroquial.

Cara y cruz de una casa puente,

 atravesamos el túnel del tiempo,

paseando entre pizarra, ocre y verde,

descubrimos las curiosidades.

del pueblo.

Miau.

Casa de la Torre de San Emiliano, del siglo XVI, fundada por los Cienfuegos,

los cuatro escudos de armas corresponden a los linajes de sus sucesivos propietarios: Los Cienfuegos y La Rúa; los Valledor; Ron e Ybias; los Navia y Osorio; y los Llamas y Cancelada.

Unos cuantos hórreos hay en al pueblo

y bien decorados.

Los ojos como platos y seguimos mirando.

Por allí apareció uno que viaja en moto,

saludos y amena charla,

yo aún no trazo y mantengo la distancia.

Grrrr ¿Seguro que recargaste las pilas?

Escapamos de la bronca y seguimos gastando carrete,

si cargo las baterías sacas mejores fotos que yo.

Sueño de pájaros

Arrebato de sueños sin prestancia

de esfumados colores y linaje.

Estructura sin orden ni andamiaje

donde adquieren, los duendes, importancia.

Avance de felina relevancia

con bostezo de grises, como traje...

un silencio de hojas... y el celaje

del espacio, cansado de distancia.

Por senderos oscuros y nubosos

anónimas angustias se desplazan.

Taciturnos delirios fabulosos

se entremezclan con brumas de alboradas.

Sueño quieto de pájaros umbrosos

arropados por plumas erizadas.

Omar José Abatedaga.

Seguimos ahorrando,

para que nos sigan robando.

Nosotros a gastar

un carrete mas.

Hacemos trasbordo, subimos al tren de Roberto Naveiras, el que viaja en moto, que nos lleva hasta Paicega.

Pasamos por la presa, de arco de gravedad, de 128 metros de altura, en su momento fue la mayor de España, y de las más grandes de Europa, con un largo de 250 metros. Entre 1948 y 1953, periodo que duró su construcción, perdieron la vida más de 100 personas.

Durante los años cuarenta se gestiona el proyecto para represar el río Navia, en 1946 comienzan las primeras obras. El río se desvió a través de un túnel revestido de hormigón, para lo que se construyeron los silos y tolvas cuyos restos se pueden ver sobre la presa, Los recursos que no se podían encontrar en el entorno se transportaban por vía marítima hasta el puerto de Navia. Para llegar al emplazamiento de la obra, se trazó un teleférico de 36 kilómetros con ocho estaciones.

A Paicega en Pesoz es un antiguo poblado construido a mediados del Siglo XX con el fin de albergar a los obreros empleados en levantar la Presa de Salime. Hoy las viviendas y el resto de las instalaciones utilizadas en aquella época se encuentran abandonadas, aunque todavía se pueden observar  las edificaciones, barracones, instalaciones eléctricas, restos del teleférico, 

e incluso la Iglesia que fue diseñada por el arquitecto asturiano Joaquín Vaquero Turcios.

Tropel impiadoso.

Tengo restos de tiempo en mis pupilas,

en tropel cristalino me atropella,

avalancha de sueños me hacen mella

y en nubosos desvelos me obnubila.

En tálamo de sombras me vigila

vacilante mirada de doncella,

es intriga confusa que se estrella

y a mi discernimiento se asimila.

Destellos que se asoman... y caminan

por ignotos senderos de la calma;

ambiguas sensaciones me dominan.

Son recuerdos que surgen, que me llaman...

Agudas campanadas que repican

y restallan impías en el alma.

Omar José Abatedaga.

Llenamos la saca con una última mirada al Navia, mientras observamos como languidecen la nieblas y difuminan las sombras.

Saludos.